Locos

Locos o psicológicamente desequilibrados, eso es lo que veo mucho últimamente.

En Croacia una señora vestida de tul blanco y chaqueta ejecutiva negra llega a una de las plazas principales de Split con un caballo balancín, varios bolsos de peluche y dos cachorros de Samoyedo y Chucho Vulgaris a cada cual más mono, siguiéndola. Se instala en el centro de la plaza, donde todo el mundo puede verla bien, empieza a tirar cosas por el suelo y da besos a las limpiadoras que le dicen que como está poniendo el suelo y a los policías que la obligan a recogerlo. Posa para las fotos de turistas y curiosos, encarga que le compren huevos de chocolate a un viandante y luego los tira por el suelo (para placer de los perros que se vuelven locos tras el olor)…

En Madrid una señora llega a una cafetería y empieza a insultar a la camarera “guarra, cerda, filipina de mierda (la camarera tenía rasgos extranjeros)”, el otro camarero sale de la barra y le pide que se calle y deje de insultar a la chica. La señora se sienta en una mesa y desde allí sigue vociferando insultos. La camarera nos pregunta el teléfono de la policía…

En mi oficina un viernes por la tarde cuando se supone que ya no estamos trabajando un chico se cuela y empieza a pulular entre las mesas, en un momento dado pide hablar con una chica de Recursos Humanos. Quiere entregarle un Curriculum escrito a mano con letra de niño que dice “Querido Sr. Mickey…”

Quizás la señora de Croacia soñaba que era la princesa de un reino donde hacía felices a sus súbditos con toneladas de chocolate y fomentaba el arte y amaba a sus caballeros, quizás la chica de Madrid luchaba contra una espía de la mafia filipina que había robado un microchip insertado en las tripas de un cerdo y a lo mejor el chico de mi oficina vivía en un mundo de fantasía donde los animales hablaban, las hadas existían y el jefe era Mickey Mouse.

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