le voy a quitar el título a Kundera, con todos mi respetos. Pero cuánta verdad en estas palabras, a veces el ser humano se puede sentir tan miserable y dependiente, tan poco persona en si misma y tan fugaz, que uno piensa y todo esto ¿para qué?
Es una reflexión un poco profunda y depresiva, sobre todo para un lunes pero son las emociones que me provoca el mundo y las relaciones interpersonales. A veces me pregunto si los ermitaños no serán más felices, es cierto que no tendrán momentos de máxima alegría, pero igual su planicie sentimental es, a la larga, más sana que la locura de vivir en una tela de araña emocional.
Sufrimos por nuestra familia, por nuestros amigos, por nuestros amores, por la gente del trabajo, por los amigos de nuestros amores, por la familia de nuestros amores, por los que ya no están, por los que aún no han llegado, por los que mandan sobre nosotros y por los que están por debajo nuestro, por nuestros sueños y por nuestras frustraciones…
El otro día leí en un libro que la protagonista tenía “hemofilia sentimental” y es cierto, hay personas que parece que tardan mucho más en curar sus heridas o no las llegan a curar jamás, de forma que arrastran todo un bagaje de frustraciones y decepciones que nunca se sabe dónde pueden terminar.
A veces resulta difícil encontrar el camino hacia la felicidad pero supongo que es algo intangible que está ahí dispuesto a ser disfrutado por todos los que de verdad se lo propongan, y no cesen en su esfuerzo, por mucho que la vida se les presente cargada de espinas o por mucho que haya que coger fuerzas en la caida para levantarse aún más fuerte.
Es una reflexión un poco profunda y depresiva, sobre todo para un lunes pero son las emociones que me provoca el mundo y las relaciones interpersonales. A veces me pregunto si los ermitaños no serán más felices, es cierto que no tendrán momentos de máxima alegría, pero igual su planicie sentimental es, a la larga, más sana que la locura de vivir en una tela de araña emocional.
Sufrimos por nuestra familia, por nuestros amigos, por nuestros amores, por la gente del trabajo, por los amigos de nuestros amores, por la familia de nuestros amores, por los que ya no están, por los que aún no han llegado, por los que mandan sobre nosotros y por los que están por debajo nuestro, por nuestros sueños y por nuestras frustraciones…
El otro día leí en un libro que la protagonista tenía “hemofilia sentimental” y es cierto, hay personas que parece que tardan mucho más en curar sus heridas o no las llegan a curar jamás, de forma que arrastran todo un bagaje de frustraciones y decepciones que nunca se sabe dónde pueden terminar.
A veces resulta difícil encontrar el camino hacia la felicidad pero supongo que es algo intangible que está ahí dispuesto a ser disfrutado por todos los que de verdad se lo propongan, y no cesen en su esfuerzo, por mucho que la vida se les presente cargada de espinas o por mucho que haya que coger fuerzas en la caida para levantarse aún más fuerte.
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