calle Fuencarral, Madrid viernes a las 21:30. caminar por esta calle es como entrar en la planta baja de El Corte Inglés, es decir, un recital de colonias recién esparcidas en cuellos, muñecas y ropajes. Se nota que la gente acaba de salir de casa, duchadito y maqueado para ligar, dejarse ver, salir con los amigos o reconquistar a una pareja aburrida. Si sigues andando hacia Gran Vía el olor dulzón de perfumes, lacas, gominas y espumas para el pelo va dejando paso al inconfundible olor a sebo o patatas fritas (para los más puritanos) de McDonalds y de seguir por la calle hacía Callo podremos aturdirnos con los ambientadores de diferentes tiendas que buscan en el olfato una nueva herramienta de marketing. Para terminar como no, alguna calle nos traerá un regustillo a orines y algún que otro caminante o compañero en el metro nos dejará sin aliento ante su olor corporal.
los olores de Madrid
calle Fuencarral, Madrid viernes a las 21:30. caminar por esta calle es como entrar en la planta baja de El Corte Inglés, es decir, un recital de colonias recién esparcidas en cuellos, muñecas y ropajes. Se nota que la gente acaba de salir de casa, duchadito y maqueado para ligar, dejarse ver, salir con los amigos o reconquistar a una pareja aburrida. Si sigues andando hacia Gran Vía el olor dulzón de perfumes, lacas, gominas y espumas para el pelo va dejando paso al inconfundible olor a sebo o patatas fritas (para los más puritanos) de McDonalds y de seguir por la calle hacía Callo podremos aturdirnos con los ambientadores de diferentes tiendas que buscan en el olfato una nueva herramienta de marketing. Para terminar como no, alguna calle nos traerá un regustillo a orines y algún que otro caminante o compañero en el metro nos dejará sin aliento ante su olor corporal.
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