ver para creer

Un autobús cualquiera, un miércoles cualquiera en Madrid, a las 19h. A mis oídos llega una voz de chica en un tono un poco más alto de lo habitual, suficiente para oírla desde tres asientos más atrás:

… ¿le molesta que me maquille?


Una trenza rubia, aderezada por unos pendientes enormes de oro y unas gafas de sol con pasta de leopardo coronando la composición emiten el sonido

… ¿sería tan amable de dejarme su móvil? Es que no encuentro el mío y me quería llamar para comprobar que lo tengo en el bolso, ya sabe, llevo tantas cosas que nunca lo encuentro y me agobio mucho con este tema.

Al lado de la trenza una cabeza cardada en tonos rubios tirando a grises que anunciaban una señora ya en edad de jubilación (por lo menos en la antigua edad de jubilación). [Ring, ring]

…ah sí, aquí está. Muchas gracia. Siempre llevo de todo en el bolso, mis amigas siempre me utilizan de comodín, un kleenex (yo tengo), unas pinzas(yo tengo), un lápiz (yo tengo), así claro que luego el bolso me pesa una barbaridad pero no puedo salir de casa sin todo esto.


Entre una nube de polvos compactos

… es que voy a ver a mi novio, sabe?

[Ring, ring]

…hola mamá, si ya estoy de camino, no os preocupéis, de verdad que entiendo vuestra preocupación pero podéis estar tranquilos, me he tomado la medicación y todo bien… os quiero, aunque no os lo creáis, os quiero.


[Parada solicitada]

La dueña de la trenza y de la voz se baja del autobús, una chica alta, guapa, muy delgadita, muy pijita vestida y rosario en mano…

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