Cerrar los ojos

Cerrar los ojos y sentir que caes en la trampa otra vez, parece que tu mirada pudiese agarrarse a la realidad y salvarte de tu huracán interno.

Como en un barco a la deriva, los pensamientos se caen en mi consciencia, de un tema pasando al otro, cajas que caen de las diferentes repisas al revés de las olas. Y en el suelo todo se entremezcla y se emborrona. La luz se apaga y se enciende, cada flash de luz trae nuevas imágenes, nuevos desordenes, nuevos hallazgos, me mareo.

Abro los ojos. La marejada se despeja como por arte de magia, todas las cajas caen al suelo quietas o reposan en las baldas de la maltrecha estantería. Amanece.

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